Sabores y Tradiciones Culinarias de San Agustín Buenavista
Si hay algo que define a San Agustín Buenavista, además de su belleza natural y su gente acogedora, es su comida. No cualquier comida, sino esos platillos que saben a historia, a tradición y a momentos felices en familia. Comer aquí no es solo llenarse la panza, es un ritual, una forma de conectar con la tierra y con las generaciones que han mantenido vivas estas recetas.
Así que prepárate, porque te vamos a llevar de la mano por los sabores más emblemáticos de este rinconcito del Estado de México.

La Barbacoa: El Tesoro de los Domingos
Si alguna vez has pasado por un pueblito mexiquense un domingo por la mañana, seguro has olido el delicioso aroma de la barbacoa. Y en San Agustín Buenavista, este manjar no es la excepción. La preparación es todo un evento: desde la madrugada, los cocineros entierran un borrego en un horno, cubierto con pencas de maguey, y lo dejan cocinar lentamente hasta que la carne esté tan suave que se deshace con solo mirarla.
El resultado es un festín: tacos de barbacoa con tortillas recién hechas, salsa bien picosita y su respectivo consomé, que es ese caldito lleno de sabor que se hace con los jugos de la carne y garbanzos. No importa si es para una boda, un bautizo o simplemente porque es domingo: la barbacoa en San Agustín sabe a tradición y reunión familiar. De hecho, no es raro que quienes celebran una boda destino en este hermoso lugar incluyan la barbacoa como parte de su banquete, porque, ¿qué mejor manera de despedir a los invitados que con un platillo que representa la calidez y hospitalidad del pueblo?

Mole: La Salsa de las Grandes Ocasiones
El mole es una de esas recetas que no solo se cocinan, sino que se heredan. En San Agustín Buenavista, el mole es un símbolo de fiesta y unión familiar. Se prepara con una combinación de chiles secos (ancho, pasilla, mulato y guajillo), especias como clavo, canela y anís, semillas de sésamo, almendras y, por supuesto, chocolate para darle ese toque profundo y ligeramente dulce.
Su elaboración es un trabajo en equipo: las abuelas y tías se encargan de tostar los ingredientes en comales de barro, molerlos en metate o licuadora y luego cocinar la salsa en grandes cazuelas, removiendo constantemente con una cuchara de madera para evitar que se queme. El proceso puede tomar hasta 6 horas, pero el resultado vale la pena.
El mole se sirve con piezas de pollo de rancho o guajolote, acompañado con arroz rojo y tortillas hechas a mano. Y ojo, que no hay dos moles iguales: cada señora del pueblo tiene su toque especial, así que si pruebas el de Doña Lupita hoy y el de Doña Carmen mañana, vas a notar la diferencia. Y lo mejor: no se tira ni una gota, porque al día siguiente los restos se transforman en enmoladas.

Tamales: Un Clásico que Nunca Falla
Los tamales son otro pilar de la gastronomía de San Agustín Buenavista. Su historia se remonta a la época prehispánica, cuando ya se preparaban estas delicias con masa de maíz rellena de carnes, salsas o frutas. Aquí los clásicos son los de salsa verde con pollo o salsa roja con cerdo, envueltos en hojas de maíz y cocidos al vapor.
La preparación de tamales es un evento comunitario: se empieza temprano con la nixtamalización del maíz, se muele para obtener la masa y se mezcla con manteca de cerdo y caldos bien sazonados. Luego, se rellenan con los guisos y se envuelven con paciencia antes de meterse a la vaporera, donde se cocinan por 3 a 4 horas hasta quedar perfectamente firmes y suaves.
Si buscas algo más especial, prueba los tamales de elote, que son dulces, suavecitos y perfumados con un toque de canela. Un tamal calientito con un atole de maíz morado o de guayaba es el abrazo perfecto en una mañana fría. Y si andas por aquí en Semana Santa, pregunta por los tamales de Judas, hechos con maíz azul y piloncillo. Son una rareza que no encuentras en cualquier lado.

El Taco Placero: Simple, Pero Poderoso
El taco placero es una tradición que nace en los mercados. Su origen se debe a la costumbre de los comerciantes y clientes de los tianguis de preparar algo rápido con los ingredientes frescos que tenían a la mano. Este taco no necesita grandes preparaciones: agarras una tortilla calientita, le pones chicharrón crujiente, queso fresco, aguacate y un poco de pápalo quelite, le echas salsa al gusto y listo.
Es el taco perfecto para los días de mercado, cuando andas de un puesto a otro y necesitas algo rápido pero lleno de sabor. Y si lo acompañas con un agua de sabor bien fría, mejor aún.

Pulque y Ponche: Para Bajar la Comida
Dicen que “donde se comparte el pulque, nadie es forastero”, y aquí en San Agustín Buenavista, el pulque es parte de la cultura. Esta bebida fermentada, hecha con el aguamiel del maguey, tiene siglos de historia y sigue siendo el acompañante perfecto de la barbacoa o el mole. Se obtiene al raspar el corazón del maguey y recolectar el aguamiel, que luego se deja fermentar entre 3 y 7 días hasta convertirse en pulque. Su sabor es ligeramente ácido y espeso, pero los curados lo hacen más accesible al paladar al mezclarse con frutas como tuna, guayaba o avena.
Y si prefieres algo sin alcohol, en las fiestas decembrinas no te puedes perder el ponche de frutas. Es una bebida caliente hecha con tejocote, guayaba, caña de azúcar y especias como canela y clavo. En una noche fría, un jarro de ponche es como un abrazo en forma de bebida.

Comer en San Agustín: Una Experiencia que No Olvidas
Cada platillo aquí es una historia, un recuerdo y una tradición que sigue viva. Desde la barbacoa de los domingos hasta el mole de las fiestas, cada bocado te conecta con la esencia de San Agustín Buenavista.
Así que si alguna vez visitas este hermoso rincón del Estado de México, olvida la dieta, abre bien el apetito y prepárate para comer como se debe: con el corazón y en buena compañía.
¿Cuál de estos platillos probarías primero?